Hablar del 1882 es hablar de Barcelona, de Gaudí y el Modernismo, ya que su nombre hace referencia al año en el que se empezó a construir la Sagrada Familia de Barcelona, pero también de arquitectura, sostenibilidad y compromiso. Reconocido con el sello LEED Gold, por su ahorro en agua e iluminación y su capacidad para producir energía, gracias a sus paneles solares y térmicos y a su sistema VRV con recuperación de calor, no pretende parar aquí sino que busca obtener el certificado WELL Smart Buildings, centrado en la salud y el bienestar de las personas. Además, fue premiado en la IV edición de Re Think Hotel Awards, como mejor proyecto en sostenibilidad y rehabilitación hotelera en España.
Este establecimiento hotelero combina artesanía, personalización y respeto por el medio ambiente. Con fachadas a las calles Córcega y Sicilia de Barcelona, alterna zonas de vidrio y ciegas, mediante paneles de hormigón arquitectónico. La distribución se organiza alrededor de dos patios de ventilación e iluminación central, a los que se abren varias de sus habitaciones y de dos franjas perimetrales de habitaciones a lo largo de sus dos fachadas. Pero no solo la arquitectura se ha puesto al servicio de la sostenibilidad sino que se cuenta con gestión de residuos, que incluye el reciclaje directo de alguno de ellos, el 70% de sus productos gastronómicos son de km 0 y colaboran con entidades y organizaciones sin ánimo de lucro, que luchan contra el desperdicio alimentario.
Partiendo de la filosofía y la inspiración de Gaudí, un gran observador de la naturaleza, de la que captaba sus colores y geometrías, siempre en constante armonía y equilibrio y, por supuesto, comprometido con su entorno, su interiorismo es obra de dos grandes estudios. Así, las zonas comunes pertenecen a Lázaro Rosa-Violán, con formas lobuladas aplicadas en mobiliario, vestidos de ricos terciopelos y, como no podía ser de otro modo, por una vegetación exuberante y constante. Mientras que las habitaciones han sido diseñadas a GCA Architects, con Beatriz Cosials al frente del interiorismo. Con un diseño más contemporáneo y cosmopolita, con reminiscencias de geometrías modernistas, como el plaid de la cama y las texturas de los diferentes materiales, van creando ambientes cómodos y funcionales, pero también sofisticados y elegantes.
El interiorismo del hotel apuesta por un estilo urbano contemporáneo, donde los detalles, como las sillas azules o el alicatado de las paredes del bar El Bosc, dan la pincelada más personal y auténtica, logrando un plus de calidez.
En la cubierta del edificio se ubica una terraza con solárium y piscina. Con una zona de tumbonas y sombrillas, con plantas y árboles en maceta, situados estratégicamente, es ideal para refrescarse y reponer energías, casi tocando el cielo.
La naturaleza forma parte del Hotel 1882, integrándose como un elemento más tanto de la decoración interior como de los rincones exteriores. Las plantas y los estampados con hojas ayudan a crear ambientes llenos de frescura y vitalidad.
Cada detalle se ha cuidado al máximo, con el fin de ofrecer una experiencia completa en cada estancia del hotel. Los cuartos de baño públicos combinan un funcional pavimento porcelánico con papel pintado y un techo de espejos, que aumenta las dimensiones del espacio y expande la luz.
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