La idea de su diseño perseguía “hacer físico”el establecimiento ya que como explica Frederic Perers, autor del diseño interior, es “una lavandería que también funciona como una App. Es decir, habrá muchos clientes que ni pisarán el local porque la ropa se les recogerá y devolverá a sus domicilios una vez limpia y doblada”.
En cuanto a su distribución, la lavandería presenta tres zonas diferenciadas: la entrada, donde se atiende a los clientes; un espacio de trabajo, concebido como un laboratorio abierto y monocolor, situado en el centro; y una zona de oficina-almacén, al fondo.
Paredes, techo y mobiliario se han resuelto en aluminio, ofreciendo una imagen tecnológica, totalmente deseada, que refuerza el espíritu de una lavandería. El gris oscuro de la zona de entrada lo rompe el azul corporativo del panel retroiluminado y del carro de reparto, mientras el casillero de los pedidos y la estantería del almacén, tratados con madera clara, dan el contrapunto cálido al espacio.
Para más información visiten: Frederic Perers
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