lunes, 1 de octubre de 2018

Vivienda en una buhardilla abierta al futuro por Minúscula Interiorisme

Minúscula Interiorisme recibió el encargo de reformar una buhardilla diáfana, usada para guardar trastos, y convertirla en el hogar de una familia que, por el momento, la utilizaría para pasar sus vacaciones y que, de cara al futuro, podría instalarse en ella de forma definitiva. El inmueble está situado en el casco antiguo de Manresa, una localidad a 65 Km de Barcelona, en un edificio construido aproximadamente en 1950.
Con un presupuesto ajustado y teniendo que el programa de la vivienda cambiaría parcialmente más adelante, se estableció una distribución que pudiera adaptarse a esas necesidades futuras: la habitación infantil podrá convertirse en dos cuando los niños se conviertan en adolescentes y quieran disponer de una mayor privacidad.
Un armario multifuncional.
El espacio está vertebrado por un armario central que separa la zona común de la privada. Este armario, que ofrece espacio de almacenamiento, acoge también el paso de instalaciones y la estructura, utilizándose para insonorizar el tubo y motor del extractor de la cocina de la planta baja. Además, sus puertas de madera de pino de suelo a techo aportan calidez al interior de la vivienda mientras las perforaciones en los frontales crean un juego compositivo que rompe con uniformidad de la superficie.
En el espacio de día, una gran isla y una mesa alta en un llamativo color rojo generan la zona de cocina-comedor. De esta manera, la sala de estar se convierte en un versátil espacio que ofrece infinidad de usos. La zona de noche acoge dos amplios dormitorios con baño incorporado: la habitación de los padres y la de los niños.
Espacios abiertos y poco fragmentados.
Explican las interioristas Cristina Casals y Teresa Duran que se optó por “espacios abiertos y poco fragmentados, de fácil comunicación visual”. Esta sensación se ve reafirmada por la generosa altura de la cubierta que se respetó, en esta primera fase, en la zona común (salón-comedor-cocina), evitando la creación de falsos techos. Sólo en los baños y la zona de dormitorios se construyó un altillo para “dotar de almacenamiento extra al mismo tiempo que se aumenta el confort climático y la calidez”. El techo se formó a base de vigas de madera de pino con lamas del mismo material, lana de roca y paneles de madera OSB, con previsión de revestirlo con parquet como acabado final.
De cara a abaratar costes y “aportar franqueza al proyecto de diseño”, el ladrillo se dejó visto o se ha pintado de color blanco en el caso de las nuevas paredes de los baños. Este efectivo material convive con el hormigón deslizado del pavimento, la baldosa blanca y la madera de tono claro en algunos elementos puntuales.
Discreta iluminación.
En cuanto a la iluminación, discreta para no quitar el protagonismo a los materiales, parte de ella se ha resuelto con sencillos portalámparas empotrados en la pared y bombillas desnudas, siguiendo la línea de diseño y materiales austeros.
Por último, el suelo se utilizó para pasar instalaciones de agua y calefacción y “el hormigón deslizado es la base que permite en un futuro poder poner otro tipo de acabado”. Para combatir el frío o el calor, se instalaron radiadores y se hizo una preinstalación de sistema de aire acondicionado y caliente en la zona de doble altura. En la época estival, con la ventilación cruzada y las persianas se consigue una buena temperatura.

Para más información visiten: Minúscula 













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