Por un lado tenemos la escala AC, que va desde el AC1 hasta el AC6, y que mide la resistencia a la abrasión. Es decir, al rozamiento o desgaste de la capa superficial. Siendo en AC6 el suelo de mayor resistencia.
También encontramos la clasificación por clases de uso. Para darle una clasificación concreta a un suelo se miden diferentes aspectos, no solo la resistencia a la abrasión, también a impacto, estabilidad, etc. En función del resultado se le asigna una clase:
Clase 21: Doméstico – moderado
Clase 22: Doméstico – normal
Clase 23: Doméstico – intensivo
Clase 31: Comercial – moderado
Clase 32: Comercial – normal
Clase 33: Comercial- intensivo
Resistencia a Impactos o Dureza de los Suelos Laminados
Estos son dos de los criterios que normalmente se utilizan para evaluar la idoneidad o calidad del suelo laminado. Y si se fijan no hacen una referencia directa a la dureza o resistencia a golpes e impactos.
Esta es una cuestión que en muchas ocasiones pasa desapercibida. Creo que se debe a la habitual confusión de creer que la dureza viene dada por la escala AC, y que comprando un suelo con una clasificación AC5 o AC6 será a prueba de golpes. Pero no es así.
¿Cómo se mide la dureza de la madera?
Cuando se analiza la dureza de un material una de las pruebas más habituales es la de medir la fuerza necesaria para incrustar un objeto dentro de este material. Por ejemplo, dentro del mundo de la madera, uno de los métodos más utilizados para medir la dureza de una determinada especie es la Escala Janka.
Esta clasifica las maderas según la fuerza necesaria para incrustar una bola de acero de un peso y medidas concretas hasta la mitad de su diámetro. Cuanta más fuerza sea necesaria mayor es la dureza de la madera.
¿Cómo se clasifican los suelos laminados según su dureza?
Aplicando estos principios a los suelos laminados se utiliza la clasificación IC. Básicamente hay tres valores: IC1, IC2 e IC3. Siendo el de mayor número el que ofrece una mayor dureza y resistencia a golpes e impactos.
La clasificación por clases de uso si contempla estos valores. Pero son completamente independientes de la clasificación AC.
Por tanto, podemos comprar un suelo AC5 o AC6 con una baja resistencia a impactos.
Según las clases de uso:
Para un uso comercial intenso, clase 33, debe tener una dureza de IC3.
Para un uso comercial normal, clase 32, debe tener una dureza de IC2.
Para usos domésticos y comercial moderado, el resto de clases, la dureza será la más baja, la de IC1.
¿De qué dependen los valores de la clasificación de dureza?
La respuesta es bastante obvia, de la densidad del tablero utilizado. Cuanto más denso sea el tablero mayor dureza. Por tanto la recomendación siempre va a ser que como mínimo se usen tableros hdf (high density fibreboard o tableros de fibras de alta densidad). Estos tienen una densidad aproximada de 800-1000 kg/m³. Si es de menor densidad, mdf (densidad media) los valores estarían entre 500-600 kg/m³, y estaríamos por tanto ante un suelo de baja o menor calidad.
Para hacernos una idea el roble tiene una densidad aproximada de 700-770 kg/m³. Para el cálculo de la dureza de la madera la densidad no es la única cuestión a tener en cuenta, hay más variables. En el caso de los tableros de fibras, y tratándose de un producto industrial bastante más estandarizado, esta relación es más importante.
Este no es el único beneficio destacable respecto de la utilización de un tablero de alta densidad o hdf. Mejora la resistencia del sistema de anclaje, más estable, menor absorción de agua, etc.
Vía: maderame
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