viernes, 5 de abril de 2019

Un piso para estudiantes muy bien resuelto

Un juego arriesgado de colores y espacios, por parte del estudio madrileño Plutarco, hace de este piso de estudiantes, un lugar con personalidad y buen rollo.
Quien diga que un piso de estudiantes es impersonal y carente de estilo es que no conoce el trabajo del estudio de arquitectura e interiorismo Plutarco, quien ha reformado una vivienda en la capital madrileña aportando carácter a cada una de las estancias. Ese fue el punto de partida del proyecto, un verdadero reto, puesto que se buscaba un resultado armónico del conjunto a partir de espacios totalmente heterogéneos.
Para ello, el estudio formado Ana Arana y Enrique Ventosa, con sede en Madrid, apostó por un diseño de líneas contemporáneas de marcada personalidad, donde el color juega un papel clave. “Queríamos que cada habitante de esta casa se sintiera especial al usar una estética completamente diferente en cada habitación”, comentan sus artífices. Y así ha sido. Los 110 m2 con los que consta la vivienda se dividen en cinco dormitorios, tres baños y una cocina abierta e integrada al salón-comedor. Justo esta área diurna, punto de reunión de los diferentes inquilinos, es el eje central del piso, dejando que el resto de las habitaciones se proyecten a su alrededor. A ella se accede tras superar la puerta de entrada y si algo focaliza la atención es la cocina de color azul, dispuesta en dos frentes: uno de trabajo y otro de almacenaje.
Cada una de las habitaciones tiene su propia dominante cromática que se acompaña de un mobiliario de líneas simples pero efectivas. Entre las cinco, solo hay una cosa que tienen en común y es que el color de las paredes siempre va hasta la parte superior de las puertas (210 cm), pintando el resto, hasta llegar al techo, en otro color. El resultado es un efecto óptico que da la sensación de que los techos son más altos de lo que verdaderamente son. Los interiores son flexibles y muestran las influencias artísticas, creativas y arquitectónicas de sus responsables en un juego arriesgado pero bien resuelto de habitaciones de colores. Entre ellas se encuentra una azul y verde, con suelo de damero; la habitación de la Tierra, a base de tonos cálidos y terrazo; la habitación negra, provista de cama con dosel; la de madera, con acabados predominantemente nobles; y la azul y beige, con baño integrado. Respecto a los otros dos cuartos de baño simétricos, uno se presenta en acabado rojo burdeos y el otro azul, inspirado en el jardín Majorelle de Yves Saint Laurent en Marrakech.

Para más información visiten: Plutarco







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