Cuando hablamos de decoración, no debemos limitarnos a pensar en aplicar recursos por todos los rincones y rellenar los espacios lo máximo posible. Existe otra fórmula que puede resultar algo chocante con respecto a otros estilos. Por eso, le mostramos en esta ocasión la sobriedad decorativa, una nueva tendencia.
¿Qué es lo que nos puede aportar una estética de este tipo? Lo primero de todo, va a estar ligada a un estilo concreto. Este puede ser muy variopinto; eso sí, vamos a encontrar una clara distinción con el estilo barroco y rococó, los cuales tratan de recargar en exceso.
Cuando hablamos de ausencia de decoración nos estamos refiriendo a la disposición de recursos concretos y determinantes, pero en ningún momento trascendentales. En otras palabras, la decoración puede limitarse únicamente a cierto número de elementos y a un contenido muy singular.
¿Qué entendemos por sobriedad decorativa?
Cuando utilizamos el término ‘sobriedad’ nos referimos a un proceso de moderación sobre una actividad concreta. Fundamentalmente, va a vincularse a la carencia de adornos superficiales, de tal manera que lo principal de este estilo es que no va a haber demasiados productos decorativos.
De todos modos, esto no quiere decir que no vaya a existir absolutamente nada y que va a quedar todo en vacío. En realidad, consiste más bien en escoger aquello que se considera más relevante o que puede interesar más. A la hora de aplicarlo en el hogar, va a cumplir una función más importante.
La amplitud se percibe en el ambiente
Quizá lo que mejor se va a percibir en este tipo de estética es la amplitud espacial. Nos estamos refiriendo a la simplificación como medio para favorecer la oxigenación de las habitaciones. ¿De qué manera puede conseguirse?
Trate de utilizar muebles sin una decoración demasiado redundante. Por ejemplo, el estilo minimalista encaja muy bien dentro de este panorama. En este sentido, se puede conseguir la eliminación de aquello que realmente nos sobra en casa.
No establezca muebles en cada rincón. Que quede más de una parte sin cubrir y conseguir, así, una atmósfera más amplia y dispersa, como si la vivienda fuese más grande. En la mayoría de las ocasiones lo que ocurre es que recargamos en exceso.
Utilice líneas simples, con diseños básicos y formas reducidas. El dinamismo es bueno en la decoración, pero en este caso debemos buscar un sistema más básico donde haya principalmente un número limitado de elementos decorativos.
Juegue con los colores para lograr la sobriedad decorativa
Si vamos a emplear formas básicas y simples, es necesario que animemos el lugar con colores. No obstante, no debemos generar una gran dispersión cromática donde se recargue la estética a través de distintas gamas, ya que no estaríamos produciendo esa sobriedad que tratamos de alcanzar.
Es preferible escoger tres o cuatro colores que van a tener presencia, y uno de ellos deberá predominar. Este podría ser alguno de la familia de los neutros, convirtiéndose, así, en un soporte perfecto para trabajar el resto de tonalidades.
El color resalta las formas y ayuda a generar una atmósfera interesante. Nuestro principal objetivo es hacer del espacio un lugar sofisticado, donde las líneas y los tonos sean los únicos protagonistas. Si lo complementamos todo con algún elemento decorativo más, entonces estaremos consiguiendo un éxito rotundo.
La sobriedad decorativa está ligada a la funcionalidad
Cuando tratamos de potenciar la idea de sobriedad entonces estamos alcanzando el principio de funcionalidad, ¿qué quiere decir esto? Si decoramos dentro de esta tipología, estamos tratando de aplicar aquello que realmente puede ser determinante y que puede jugar un papel importante en el hogar.
Ya no se decora de manera aleatoria ni trayendo a casa todo aquello que creemos que nos gusta. En el fondo, todo esto hace que acumulemos más cosas. La funcionalidad consiste en utilizar aquello que es más relevante y que puede tener una utilidad.
Si a la funcionalidad le aplicamos una capacidad estética, entonces nos estaremos acercando a la sobriedad decorativa.
¿Qué entendemos por sobriedad decorativa?
Cuando utilizamos el término ‘sobriedad’ nos referimos a un proceso de moderación sobre una actividad concreta. Fundamentalmente, va a vincularse a la carencia de adornos superficiales, de tal manera que lo principal de este estilo es que no va a haber demasiados productos decorativos.
De todos modos, esto no quiere decir que no vaya a existir absolutamente nada y que va a quedar todo en vacío. En realidad, consiste más bien en escoger aquello que se considera más relevante o que puede interesar más. A la hora de aplicarlo en el hogar, va a cumplir una función más importante.
Aquello que se ha escogido tendrá un contenido rotundo y directo, ya que se tendrá principalmente este elemento como foco de información sobre la estética del lugar. Eso sí, lo que predominará es la claridad de las formas y la propia espacialidad.
La amplitud se percibe en el ambiente
Quizá lo que mejor se va a percibir en este tipo de estética es la amplitud espacial. Nos estamos refiriendo a la simplificación como medio para favorecer la oxigenación de las habitaciones. ¿De qué manera puede conseguirse?
Trate de utilizar muebles sin una decoración demasiado redundante. Por ejemplo, el estilo minimalista encaja muy bien dentro de este panorama. En este sentido, se puede conseguir la eliminación de aquello que realmente nos sobra en casa.
No establezca muebles en cada rincón. Que quede más de una parte sin cubrir y conseguir, así, una atmósfera más amplia y dispersa, como si la vivienda fuese más grande. En la mayoría de las ocasiones lo que ocurre es que recargamos en exceso.
Utilice líneas simples, con diseños básicos y formas reducidas. El dinamismo es bueno en la decoración, pero en este caso debemos buscar un sistema más básico donde haya principalmente un número limitado de elementos decorativos.
Juegue con los colores para lograr la sobriedad decorativa
Si vamos a emplear formas básicas y simples, es necesario que animemos el lugar con colores. No obstante, no debemos generar una gran dispersión cromática donde se recargue la estética a través de distintas gamas, ya que no estaríamos produciendo esa sobriedad que tratamos de alcanzar.
Es preferible escoger tres o cuatro colores que van a tener presencia, y uno de ellos deberá predominar. Este podría ser alguno de la familia de los neutros, convirtiéndose, así, en un soporte perfecto para trabajar el resto de tonalidades.
El color resalta las formas y ayuda a generar una atmósfera interesante. Nuestro principal objetivo es hacer del espacio un lugar sofisticado, donde las líneas y los tonos sean los únicos protagonistas. Si lo complementamos todo con algún elemento decorativo más, entonces estaremos consiguiendo un éxito rotundo.
La sobriedad decorativa está ligada a la funcionalidad
Cuando tratamos de potenciar la idea de sobriedad entonces estamos alcanzando el principio de funcionalidad, ¿qué quiere decir esto? Si decoramos dentro de esta tipología, estamos tratando de aplicar aquello que realmente puede ser determinante y que puede jugar un papel importante en el hogar.
Ya no se decora de manera aleatoria ni trayendo a casa todo aquello que creemos que nos gusta. En el fondo, todo esto hace que acumulemos más cosas. La funcionalidad consiste en utilizar aquello que es más relevante y que puede tener una utilidad.
Si a la funcionalidad le aplicamos una capacidad estética, entonces nos estaremos acercando a la sobriedad decorativa.
Vía: midecoración
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