Les presentamos un nuevo local con mucho trasfondo; un bar modernista que revive parte de la historia de Barcelona.
Arqueología y arte
Los promotores del Muy Buenas se han enfrentado así a una rehabilitación que ha tenido tanto de arqueología como de pasión artística. Los rastros del negocio original explican, por ejemplo, el mostrador de mármol. Con su fregadero cincelado y sus fuentes de agua, que se utilizaban para limpiar el pescado. Más tarde el local se convirtió en un bar que debe su nombre al saludo que los clientes -la mayoría de ellos obreros- lanzaban cuando entraban en el local.
Laboriosa rehabilitación
Rebordosa y Baldovinos emprendieron un laborioso proceso de decoración. Esto les llevó por ejemplo a esperar un año a que las antiguas baldosas de cemento estampadas llegaran al mercado de los restauradores. O que pequeños talleres inmortalizasen los espejos, estanterías, sillas y mesas originales. La decoración se ha realizado con tal mimo y precisión que es casi imposible apreciar la diferencia entre lo antiguo y lo nuevo.
Aires contemporáneos
Los nuevos inquilinos del Muy Buenas se permitieron cierto respiro en su fervor por el pasado en la parte superior del bar. Aquí el cartel original cuelga sobre una barra más contemporánea recubierta de discos de madera, inspirados en la cerámica de la Casa Vicens de Antoni Gaudí. En esta parte del local, los clientes pueden beber oscuros aguardientes, licores y bebidas espirituosas de elaboración catalana. Que Rebordosa y Baldovinos también esperan revivir.
El Muy Buenas resucita así el lenguaje arquitectónico de la Barcelona de principios del siglo pasado, y propone un brindis a mayor gloria del Modernismo.
Barcelona todavía esconde joyas como ésta. Es el bar Muy Buenas, recientemente inaugurado en el barrio de El Raval. El Muy Buenas revive glorias pasadas gracias a Enric Rebordosa y Lito Baldovinos. Dos jóvenes emprendedores especialistas en adquirir bares emblemáticos destartalados y convertirlos en atractivos locales de moda.
Regreso al pasado
Estos dos jóvenes emprendedores, creadores del Grup Confitería, cuentan con otros locales significativos de la ciudad. Se metieron hace dos años en el túnel de tiempo. Primero regresaron a 1928, la fecha en la que parecía que el bar había abierto sus puertas. Pero algo no cuadraba. La decoración era claramente modernista, pero a finales de los años 30 del siglo pasado este movimiento ya estaba en regresión. La respuesta estaba debajo del letrero de cristal que presidía la puerta principal. Ahí apareció el nombre de S Ràfols, un comerciante de bacalao que había abierto su negocio a principios del siglo XX. Ahora sí que encajaba la decoración modernista del local.
Arqueología y arte
Los promotores del Muy Buenas se han enfrentado así a una rehabilitación que ha tenido tanto de arqueología como de pasión artística. Los rastros del negocio original explican, por ejemplo, el mostrador de mármol. Con su fregadero cincelado y sus fuentes de agua, que se utilizaban para limpiar el pescado. Más tarde el local se convirtió en un bar que debe su nombre al saludo que los clientes -la mayoría de ellos obreros- lanzaban cuando entraban en el local.
Laboriosa rehabilitación
Rebordosa y Baldovinos emprendieron un laborioso proceso de decoración. Esto les llevó por ejemplo a esperar un año a que las antiguas baldosas de cemento estampadas llegaran al mercado de los restauradores. O que pequeños talleres inmortalizasen los espejos, estanterías, sillas y mesas originales. La decoración se ha realizado con tal mimo y precisión que es casi imposible apreciar la diferencia entre lo antiguo y lo nuevo.
Aires contemporáneos
Los nuevos inquilinos del Muy Buenas se permitieron cierto respiro en su fervor por el pasado en la parte superior del bar. Aquí el cartel original cuelga sobre una barra más contemporánea recubierta de discos de madera, inspirados en la cerámica de la Casa Vicens de Antoni Gaudí. En esta parte del local, los clientes pueden beber oscuros aguardientes, licores y bebidas espirituosas de elaboración catalana. Que Rebordosa y Baldovinos también esperan revivir.
El Muy Buenas resucita así el lenguaje arquitectónico de la Barcelona de principios del siglo pasado, y propone un brindis a mayor gloria del Modernismo.
Para más información visiten: Grup Confitería, Bar Muy Buenas
Vía: diarioDESIGN
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