Situación
Con este entorno, su planteamiento no podía seguir las directrices habituales del resto de clínicas donde prevalece la imagen cerrada y opaca de la actividad que allí se desarrolla. Este proyecto parte de un enfoque totalmente comercial, la clínica se abre hacia la calle para generar así un mayor impacto: permitiendo evidenciar su actividad como estrategia de marketing, la clínica es el mejor escaparate de sí misma. Para potenciarlo plantearon el mismo tratamiento para la fachada y el interior. La intención era la de no establecer diferencia alguna entre la calle y la sala de espera.
Tras cuarenta años de actividad el Instituto Oftalmológico Andaluz ve necesario trasladar sus consultas a pie de calle. La gran competencia en el sector de la salud y la antigüedad del piso que ocupaban así lo aconsejaban. Cuentan para ello con un local de 450 m2 situado en la misma avenida. Su profundidad, techos bajos y trama de pilares condicionaron su distribución. La Avenida República Argentina es una de las vías más importantes y transitadas del barrio de los Remedios de Sevilla. Allí se encuentran algunos de los comercios, sedes institucionales y oficinas más importantes de la ciudad. Gran parte de las consultas privadas de salud están localizadas en este barrio. Diferenciarse del resto, sin estridencias, era el objetivo perseguido.
Estrategia
Con este entorno, su planteamiento no podía seguir las directrices habituales del resto de clínicas donde prevalece la imagen cerrada y opaca de la actividad que allí se desarrolla. Este proyecto parte de un enfoque totalmente comercial, la clínica se abre hacia la calle para generar así un mayor impacto: permitiendo evidenciar su actividad como estrategia de marketing, la clínica es el mejor escaparate de sí misma. Para potenciarlo plantearon el mismo tratamiento para la fachada y el interior. La intención era la de no establecer diferencia alguna entre la calle y la sala de espera.
Una piel sinuosa y continua de madera y chapa conferirán a la clínica su imagen identificativa. De esta forma la clínica es parte de la calle y la línea entre lo público y lo privado se diluye en apenas un vidrio. Generaron, a través de esta materialidad envolvente, una identidad fiel a la estrategia que persiguen. Una imagen corporativa y diferenciadora del resto de clínicas de la zona. La espera se concibe como un gran vestíbulo flexible que optimiza la superficie del local. Se trata como un apéndice domesticado de la calle que colonizaron para ofrecer un concepto espacial mucho más estimulante y doméstico. Los listones de madera de haya, el color dorado de la chapa, la ausencia de esquinas y las leds cálidas contribuyen a ello.
Se necesitaba una sala de espera para 50-60 personas que suponía, según normativa, una superficie de 100-120 m2. Esta sala mantiene en todo momento el contacto visual con el exterior. El tránsito de la calle forma parte del pensamiento distraído del paciente, evadiendo su mente de la consulta pendiente. Las consultas guardarán una sobriedad que el vestíbulo no tiene, la actividad que allí se realiza es aséptica y precisa de intimidad y concentración. En la búsqueda de una organización eficiente del programa se estudió el flujo de los pacientes en el interior de la clínica, así la admisión, toma de datos, preconsulta, consulta, tratamientos y pruebas diagnósticas quedaba allí resuelto. Se ha perseguido el equilibrio entre un espacio vibrante, una identidad corporativa muy definida y una organización eficiente del programa.
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