miércoles, 31 de mayo de 2017

Éxito seguro: blanco minimal, obras de arte y diseño con firma.

Los arquitectos madrileños Lucas y Hernández-Gil son especialmente hábiles en crear interiores en los que las obras de arte se ponen en relieve y además se puede vivir en ellos confortablemente. Éste es el caso de esta vivienda de 190 m2 situada frente al madrileño Parque del Retiro, en uno de los primeros edificios del ensanche madrileño, de mediados del siglo XIX.
La búsqueda de la luz y de espacios abiertos, otra constante de sus proyectos, también caracteriza a este trabajo, en la que se han concatenado los diferentes ambientes.
Para ello se ha organizado un frente, con seis balcones que dan al parque, que incluye el área del salón, el comedor, el despacho y la sala de televisión.
La cocina, entendida como punto de reunión, ocupa la parte central de la casa y articula la circulación entre zona de día y noche que se vuelca al patio interior.
Para reforzar esta idea se concibe como una caja exenta, y se subraya su presencia con la iluminación alojada entre su falso techo y el de la vivienda, así como entre el mobiliario y uno de sus muros.
La intervención trata además de establecer un diálogo con la arquitectura original. Se han conservado elementos como la chimenea de mármol y los materiales enlazan con la paleta primitiva de la casa. El pavimento de todas las zonas nobles es de madera de roble procedente de vigas recuperada.
Esta madera también se ha empleado en su color natural para revestir los muros que hacen las veces de cabecero de los dos dormitorios dobles, y con un lavado blanco en el dormitorio juvenil.
En las zonas húmedas se ha optado por la piedra con diferentes despieces. En la cocina se ha utilizado un pulimentado mármol negro para el pavimento, y los baños se han revestido con mármol blanco de Macael.
Para el mobiliario se han elegido piezas clásicas que destacan por la alta calidad de su diseño. En el salón, se combinan muebles vintage (como el fantástico escritorio de madera de palisandro de los años 50), con reediciones de diseñadores de diferentes épocas (como la mesa de comedor Tavolo 95 y la lámpara Snoopy de Achille Castiglioni) o la recientísima lámpara Moonjelly de Limpalux.
También se ha puesto mucho cuidado en la elección de las tonalidades de las tapicerías del sofá (modelo Holden de Verzelloni), las butacas (Morph de Zeitraum), y la alfombra (Modelo Losanges de los hermanos Bouroullec para Nani Marquina), estableciéndose un diálogo con las obras de arte expuestas.
Fotografías: © José Hevia

Para más información visiten: Lucas y Hernández-Gil
Vía: diarioDESIGN




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