Este tipo de pufs, como todos los que presentan tanto la superficie como la base plana, aparte de hacer el asiento más cómodo hacen posible apilar unos encima de otro, con lo que se pueden realizar juegos muy divertidos si los combinamos en diferentes tamaños y colores.
Además, aunque los más comunes son los redonditos, realmente los hay de muchas otras formas: rectangulares, cuadrados, ovalados e incluso sin forma específica, hechos casi para tumbarse.
También le puede dar un uso de mobiliario, siempre que el relleno sea duro, claro está: Por ejemplo, como mesa auxiliar para el salón, como mesita de noche, mesita de té, mesa de centro, etc.
El tipo de nudo va a condicionar mucho la estética que quiera conseguir. Los tiene de nudo grueso, fino, trenzados, lineales, etc. ¡Hay muchísima variedad! Y lo mismo pasa con los colores… Tanto si tira por los neutros (beiges, blancos, grises o tierras) como por los vivos o pastel, tiene una amplia gama a disposición, así como diversos estampados. Y si se lo hace usted mismo puede crear sus propios diseños, por ejemplo en franjas de colores, con motivos geométricos o dando rienda suelta a la imaginación. Dado que están hechos a mano puede elegir también unos cojines o manta a juego y completar la decoración del salón.
Además, es una opción perfecta si tiene un puf antiguo en casa o una pequeña banqueta que no le guste o que le parezca muy antigua: Hágale una funda de trapillo y le dará un giro de 180º.
Vía: Decofilia
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