


En el caso de hoteles de gama media y especialmente en hostels el comedor se abre a un nuevo concepto de cantina, donde diferentes huéspedes pueden compartir mesa con completos desconocidos e interactuar si lo desean o no, conviviendo a cualquier hora en un ambiente muy social.

Punto focal en el techo
Un elemento protagonista a menudo del diseño de comedores de hotel es el techo. A él se encaraman creaciones de lo más artísticas y escultóricas para atraer la atención de los huéspedes y crear un clima especial a la hora de acudir a ellos. En ocasiones sirven también para alojar las instalaciones de iluminación y climatización de un modo discreto y práctico.

Iluminación
La iluminación siempre juega un papel esencial en el interiorismo, que en el caso del diseño de hoteles puede ir completamente integrada o tomar partido como un elemento más presente en la decoración. En este último caso las lámparas deben ser cuidadosamente elegidas para destacar por su belleza y armonizar con el ambiente, creando una atmósfera única que envuelve al huésped y a la experiencia culinaria.

Vegetación
La mayor paradoja del diseño de interiores es la búsqueda constante de incorporar en él un pedazo de la naturaleza exterior que nos rodea y esto ocurre también en el diseño de hoteles. Y es que la decoración con plantas, pequeños arbustos y flores aportan al interiorismo el toque perfecto de armonía y relajación que sólo podemos hallar en el medio natural.

Combinación de bancos y sillas
Ya vimos cómo el empleo de bancos corridos es una tendencia cada vez más habitual en restaurantes de todos los estilos, y los comedores de hotel no iban a ser una excepción: tanto mediante el empleo de bancos tapizados o cómodos sillones en tejidos acolchados, aterciopelados o en capitoné, siempre será un acierto colocarlos en aquellas mesas que se dispongan a lo largo de una pared.

Vistas
Si el hotel tiene una cierta altura, se encuentra en un enclave especial junto al mar o la montaña o desde el se divisa todo un paisaje urbano, el comedor es el perfecto candidato para ensalzar el exterior. Desayunar, comer o cenar con vistas tiene un plus que trasciende a los propios comensales del hotel y atrae a clientes locales que no pernoctan, multiplicando los beneficios del restaurante. Si el hotel está en una planta baja, una muy buena opción también es sacar las mesas y sillas a un patio exterior alejado del mundanal ruido, especialmente en los meses de primavera/verano o en los hoteles ubicados en enclaves cálidos.

Bronces y dorados
El dorado, símbolo del lujo por excelencia, vuelve a primera línea del diseño de interiores, más cuidado que antaño. El bronce y cobre por su parte también vive una segunda juventud, perdiendo esa pátina de “hermano pobre” del oro compitiendo con él en diseño. Ambos son en cualquier caso tonos cálidos y brillantes que en los comedores de hotel se encuentran como pez en el agua…
Vía: Decofilia
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