El barrio de Gràcia (Barcelona) está experimentado últimamente una vuelta al pasado, cuando sus calles estaban llenas de tiendas y talleres. Hoy los jóvenes artesanos instalados en la zona quieren recuperar su esencia y para ello no les importa convertir sus casas en el espacio de trabajo o compra. En este caso, un lugar para degustar un buen café artesanal. Y, por supuesto, manteniendo la estética y arquitectura de antaño.
El encargado de hacer el café es el movimiento SlowMov, dedicado a promover actividades ligadas a la artesanía y a las personas que apuestan por un modo de vida más lento, de mayor calidad y sensibles a los procesos de producción. Su sede está situada en una vivienda que también sirve de tienda para comprar o intercambiar productos ecológicos así como el proyecto que les traemos hoy: el SlowMov Coffee Roasters, un espacio-concepto que alberga un tostadero y tienda de café de especialidad.
La casa ya perteneció a otros artesanos en sus inicios. Primero a un ebanista que lo usaba como casa y taller, y después a un sombrerero que realizaba allí sus creaciones. Como decíamos, está en el barrio de Gràcia, en una edificación que conserva todas las características de la arquitectura tradicional: techos de casi cuatro metros de altura, bóveda catalana, pavimento de mosaico hidráulico, vigas de madera, chimenea y patio.
Carolina Martínez, la fundadora de The Hall Studio, ha sido la encargada de darle forma a este proyecto para adaptar la idea al lugar sin perder su aroma. Al contrario, los elementos originales se han potenciado: el estudio ha descubierto las vigas originales de madera y la bóveda, ha restaurado el pavimento hidráulico centenario y ha respetado la marquetería y la chimenea original.
Ahora bien, los dueños necesitaban un espacio versátil para poder realizar distintos eventos ligados a los productos y a los procesos de producción de los alimentos que se venden en la tienda: degustaciones, presentaciones de productos, talleres y cursos. Para conseguirlo optaron por un espacio diáfano que, gracias a la altura, aumenta la luminosidad.
El tostador, de aspecto contemporáneo, es la pieza protagonista de la cocina-cafetería. En el resto de la estancia, sin embargo, impera una estética rústica, más acorde a la filosofía del proyecto: madera envejecida, paredes de ladrillos a la vista, azules pasteles…
El mobiliario es de madera y está hecho a medida y por módulos, lo que permite crear infinitas posibilidades y distintos ambientes. Como elementos de decoración destacan la colección de cafeteras de todos los estilos y épocas. También llama la atención el protagonismo que adquiere la vegetación. Las plantas invaden todo el local. Están repartidas por cualquier hueco disponible: desde encima de una silla a dentro de un antiguo fregadero.
El mobiliario es de madera y está hecho a medida y por módulos, lo que permite crear infinitas posibilidades y distintos ambientes. Como elementos de decoración destacan la colección de cafeteras de todos los estilos y épocas. También llama la atención el protagonismo que adquiere la vegetación. Las plantas invaden todo el local. Están repartidas por cualquier hueco disponible: desde encima de una silla a dentro de un antiguo fregadero.
Para más información visiten: SlowMov, The Hall Studio
Vía: diarioDESIGN
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