Cómo pintar una cocina

La pintura puede hacer milagros. Pintar una habitación de casa es sinónimo de renovarla por completo, aunque esto no quiera decir que vaya a cambiar el mobiliario que hay en ella. Gracias a la pintura puede transformar tu cocina sin necesidad de invertir mucho dinero en ella. Según los colores por los que se decante, la estancia puede parecer más iluminada de lo que en realidad está y más grande y amplia.


La elección de los colores es básica para la cocina. Depende también mucho de sus gustos, ya que lo ideal es que cree un espacio en el que se sienta cómodo. Para las cocinas, por ejemplo, son muy recomendados los tonos claros que aporten iluminación al espacio. Si pretende destacar algún elemento de la habitación puede recurrir a los vinilos decorativos o a los azulejos de otros colores.

Limpiar de grasa las paredes

Procure elegir un tipo de pintura que sea impermeable, ya que las paredes de la cocina tienden a ensuciarse con facilidad. Tenga en cuenta que es un lugar en el que se trabaja con vapores y grasas que quedan rápidamente incrustadas en la pared.

Antes de ponerse manos a la obra tendrá que limpiar bien las paredes. Se pueden haber quedado restos de grasa incrustados y es mejor deshacerse de ellos antes de renovar el aspecto de la cocina. Limpie con un trapo húmedo las paredes antes de comenzar a pintarlas.

Cubra con plásticos el hornillo, fregadero, frigorífico y demás electrodomésticos que no pueda sacar de la cocina. A continuación, ponga papel absorbente en el suelo para no mancharlo tampoco de pintura y proteja los azulejos que haya en la estancia.

Una vez haya completado el proceso, comience pintando el techo. ¿Por qué empezar por el techo? Muy sencillo, si salpica las paredes siempre puedes cubrirlo con posterioridad cuando vaya a pintarlas.
Cuando tenga listo el techo siga por las paredes y pinte siempre de arriba abajo. Es la mejor manera de pintar para que no queden restregones. Deje secar la pared y ventile bien la habitación.

Vía: Decorablog