El estudio de arquitectura Ippolito Fleitz Group fue el encargado de llevar a cabo el diseño de esta clínica dental, ubicada en un histórico edificio del distrito Neuhausen-Nymphenburg, en Munich (Alemania). El intenso color blanco de su interiorismo, que da nombre a la clínica ("Weissraum" significa habitación blanca), va más allá de razones meramente estéticas para convertirse en la representación de unos buenos servicios profesionales, evocando la pureza y subrayando la relación de mutua confianza que debe establecerse entre paciente y dentista.
La clínica está situada en un piso del edificio residencial de estilo Art Decó, que disfruta de unos magníficos techos de estuco con una gran altura. Debido a este carácter histórico, el proceso de rehabilitación ha sido muy respetuoso con el tratamiento del espacio, mientras buscaba satisfacer las demandas de una práctica clínica moderna. El diseño ha buscado traducir la palabra weissraum a su correspondiente concepto de diseño de interiores y lo ha hecho a través de su intensa arquitectura interior blanca. A esta extensa piel uniforme, se le han dado unos pequeños toques de "opulencia" revistiendo algunos puntos concretos (por ejemplo, el mostrador de recepción) con detalles dorados.
Para conseguir un espacio homogéneo, se ha unificado la estética de los muebles murales y se han distribuido a lo largo de toda la clínica: desde la escalera hasta la sala de espera, pasando por el pasillo. También el pavimento de madera de roble ha contribuido a mantener este estilo uniforme, además de proporcionar un ambiente muy natural, evitando así un rastro de artifiacilidad y frialdad, características que se asocian a menudo con el color blanco.
Para la nueva vida laboral que se iba a desarrollar en la antigua vivienda, ha sido necesario reorganizar completamente la distribución. Así, en lo que era el vestíbulo se han ubicado, en una misma unidad, la recepción y un aseo para el uso del personal de la clínica, mientras que a la izquierda de la puerta de entrada se encuentra el lavabo para los clientes. Detrás de esta unidad, y separadas de ésta por un pasillo, se han ubicado una sala de rayos X y una sala de tratamiento. El tramo de pared, que una vez separó el recibidor de una fila de habitaciones, ha sido reemplazado por una serie de unidades en ángulo recto, que contrastan de forma clara con el llamativo techo original.
Al mismo tiempo, la excelente ornamentación de estuco de las habitaciones y la continuidad del pavimento de roble permanece completamente visible desde el pasillo, dando a todo el espacio un carácter fluido.
Estas salas se han distribuido a un lado del nuevo pasillo, al que se le ha dado un ritmo adicional a través de tiras de luz verticales situadas al frente de cada una de ellas. Dentro del respeto mantenido por el espacio original, hay que destacar el cuidado trabajo que se ha llevado a cabo en los cerramientos de cristal que trazan los contornos del techo de estuco con gran precisión.
Fuera del ámbito público, la sala de personal, el laboratorio y la sala estéril se han ubicado en el reconstruido sótano al que se accede desde la propia clínica a través de un tramo de escalera.
Para garantizar la privacidad de los clientes dentro de las diferentes salas de tratamiento, sobre el vidrio se ha impreso una red espejada que es más densa en el centro y poco a poco se va diluyendo en la parte superior e inferior del cristal.
La hilera de salas de tratamiento llevan a la sala de espera que ocupa el antiguo salón, la estancia más hermosa del apartamento. Aquí, las blancas cortinas sirven para filtrar la luz del día, mientras que la tapicería púrpura de los asientos proporciona un acusado acento de color, consiguiendo un ambiente más propio de un salón doméstico que de una sala de espera de un establecimiento sanitario.
Vía: Interiores minimalistas
La clínica está situada en un piso del edificio residencial de estilo Art Decó, que disfruta de unos magníficos techos de estuco con una gran altura. Debido a este carácter histórico, el proceso de rehabilitación ha sido muy respetuoso con el tratamiento del espacio, mientras buscaba satisfacer las demandas de una práctica clínica moderna. El diseño ha buscado traducir la palabra weissraum a su correspondiente concepto de diseño de interiores y lo ha hecho a través de su intensa arquitectura interior blanca. A esta extensa piel uniforme, se le han dado unos pequeños toques de "opulencia" revistiendo algunos puntos concretos (por ejemplo, el mostrador de recepción) con detalles dorados.
Para conseguir un espacio homogéneo, se ha unificado la estética de los muebles murales y se han distribuido a lo largo de toda la clínica: desde la escalera hasta la sala de espera, pasando por el pasillo. También el pavimento de madera de roble ha contribuido a mantener este estilo uniforme, además de proporcionar un ambiente muy natural, evitando así un rastro de artifiacilidad y frialdad, características que se asocian a menudo con el color blanco.
Para la nueva vida laboral que se iba a desarrollar en la antigua vivienda, ha sido necesario reorganizar completamente la distribución. Así, en lo que era el vestíbulo se han ubicado, en una misma unidad, la recepción y un aseo para el uso del personal de la clínica, mientras que a la izquierda de la puerta de entrada se encuentra el lavabo para los clientes. Detrás de esta unidad, y separadas de ésta por un pasillo, se han ubicado una sala de rayos X y una sala de tratamiento. El tramo de pared, que una vez separó el recibidor de una fila de habitaciones, ha sido reemplazado por una serie de unidades en ángulo recto, que contrastan de forma clara con el llamativo techo original.
Al mismo tiempo, la excelente ornamentación de estuco de las habitaciones y la continuidad del pavimento de roble permanece completamente visible desde el pasillo, dando a todo el espacio un carácter fluido.
Estas salas se han distribuido a un lado del nuevo pasillo, al que se le ha dado un ritmo adicional a través de tiras de luz verticales situadas al frente de cada una de ellas. Dentro del respeto mantenido por el espacio original, hay que destacar el cuidado trabajo que se ha llevado a cabo en los cerramientos de cristal que trazan los contornos del techo de estuco con gran precisión.
Fuera del ámbito público, la sala de personal, el laboratorio y la sala estéril se han ubicado en el reconstruido sótano al que se accede desde la propia clínica a través de un tramo de escalera.
Para garantizar la privacidad de los clientes dentro de las diferentes salas de tratamiento, sobre el vidrio se ha impreso una red espejada que es más densa en el centro y poco a poco se va diluyendo en la parte superior e inferior del cristal.
La hilera de salas de tratamiento llevan a la sala de espera que ocupa el antiguo salón, la estancia más hermosa del apartamento. Aquí, las blancas cortinas sirven para filtrar la luz del día, mientras que la tapicería púrpura de los asientos proporciona un acusado acento de color, consiguiendo un ambiente más propio de un salón doméstico que de una sala de espera de un establecimiento sanitario.
Vía: Interiores minimalistas
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