La organización interior del espacio se concibe como un paisaje urbano, una micrografía de una ciudad, donde las habitaciones ocupan el lugar de los edificios y las funciones públicas ocupan el espacio negativo, las calles de la ciudad.
El diseño general se centra en la materialidad de las cosas. Las paredes y los pisos interiores están cubiertos con guijarros, terrazo y cemento, para emular aún más la sensación exterior de los edificios mientras uno camina por la ciudad. Esta aspereza se contrarresta con el uso de materiales más cálidos, como madera, bambú, paja tejida y colchones de tatami.
La paleta de colores y materiales del espacio está en diálogo con la ciudad, ya que la mayoría de estos materiales se encuentran en la arquitectura del siglo XX de Shanghai, tanto local como colonial. Se introduce un toque asiático en términos de materiales, colores, texturas y calidad de la luz, centrado en el principio de la tranquilidad.
En las áreas de descanso y recepción, el arquitecto ha creado plataformas irregulares de madera y tatami donde las personas descansan y se acuestan en las clases de yoga. En esas áreas, la cálida luz occidental se difunde a través de las persianas de bambú y crea una atmósfera pacífica, en línea con los principios del yoga.
La paleta de colores y materiales del espacio está en diálogo con la ciudad, ya que la mayoría de estos materiales se encuentran en la arquitectura del siglo XX de Shanghai, tanto local como colonial. Se introduce un toque asiático en términos de materiales, colores, texturas y calidad de la luz, centrado en el principio de la tranquilidad.
En las áreas de descanso y recepción, el arquitecto ha creado plataformas irregulares de madera y tatami donde las personas descansan y se acuestan en las clases de yoga. En esas áreas, la cálida luz occidental se difunde a través de las persianas de bambú y crea una atmósfera pacífica, en línea con los principios del yoga.
Las aulas se equilibran entre privacidad y apertura, a través de una gran puerta giratoria y una puerta plegable de 8 metros. Dentro de las habitaciones, grupos de lámparas y cestas tejidas descienden del techo y, junto con las telas de yoga con vuelo, crean una experiencia visual inmersiva que realza la práctica del yoga.
Para más información visiten: Kostas Chatzigiannis Architecture
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