miércoles, 24 de febrero de 2016

Una reforma que ‘da la vuelta’ a un piso en el Turó Park.

El interiorista Tomás López Amat ha conseguido con una excelente reforma ‘darle la vuelta’ a esta funcional y acogedora vivienda, un piso situado en la sexta planta de una finca de los años sesenta. La zona, justo por encima de la Diagonal de Barcelona, fue una de las áreas de expansión de la ciudad condal en aquellos años, y se articula alrededor del Turó Park. Actualmente es una de las áreas más cotizadas y burguesas de la capital catalana. 

El piso, de 100 m2, había estado deshabitado desde hacía años y evidenciaba su última actividad como oficina. Sólo mantenía de su pasado doméstico los baños, la cocina y el lavadero. La distribución carecía de interés, pero su arquitectura ofrecía aspectos interesantes para la futura vivienda: muy buena luz natural al estar situado en la esquina, un balcón-terraza nada despreciable, y una planta que discurría paralela a la fachada principal. Una secuencia de aberturas de gran formato dispuestas de suelo a techo eran uno de los grandes activos de esta distribución. Por último, la altura del techo era considerable: casi 3 metros.
La primera idea que se planteó, además de una rehabilitación integral, fue darle al espacio “la vuelta como a un calcetín”, tal y como describe López Amat. Por fortuna, la ubicación de los servicios, desagües y patios de ventilación facilitaban esta transformación sin necesidad de grandes dolores de cabeza. De hecho, uno de los dos baños, la cocina y lavadero no han cambiado su antigua ubicación.
El gran cambio consistió en compactar una vivienda de poco más de 100 m², de recorrido tortuoso y espacios atomizados, en dos zonas casi cuadradas que ordenan el espacio de un modo mucho más lógico: una gran estancia luminosa y abierta donde la familia pasa la mayor parte del tiempo, y una zona más privada de tres habitaciones.

La sala de estar, el comedor y la cocina, se encuentran en este amplio espacio que se ha conseguido eliminando el recibidor, el pasillo de acceso y el lavadero. Las funciones de éste último quedan ahora integradas en el mueble de cocina.

Desde esta gran estancia de 6×6 metros, se abre un pequeño distribuidor para dar acceso a los dormitorios, un estudio y un aseo interior.
La antigua sala de estar queda ahora ocupada por el dormitorio principal, con baño propio adosado a la fachada y un gran ventanal sobre la bañera de obra. El balcón en el otro extremo la convierte en una estancia privilegiada al estar situada en la esquina y combinar las visuales de la zona de aseo, dormitorio y terraza.
Las otras dos habitaciones comparten el otro baño a través del pequeño distribuidor central en el que además se crea un altillo para un siempre necesario almacenaje.
Una vez ‘reurbanizado’ el espacio y las circulaciones, se desarrolló técnicamente el proyecto, buscando minimizar el impacto del nuevo paso de instalaciones y poder conservar la altura máxima en la mayoría de las estancias.
Se introdujeron nuevos parámetros de confort y aislamiento, tanto térmico como acústico, y en en el proyecto de iluminación se intentó minimizar la presencia de luces empotradas en los techos. Se planteó el uso de lámparas decorativas en salas y dormitorios, y difusores de vidrio opal en baños.
El mobiliario hecho a medida se ha utilizado en armarios, puertas y otras superficies para integrar de manera sutil un discurrir de los espacios. Mediante un uso inteligente de acabados se ha conseguido diluir las transiciones entre estancias e integrar en techos y paredes revestidos de DM lacado las soluciones técnicas de confort.

Una cuidadosa selección de mobiliario y luminarias acompañan a la intervención arquitectónica para crear unas atmósferas nocturnas igual de agradables que las que facilita la luz natural durante el día. Las vistas a poniente permiten divisar a lo lejos la montañas que abrazan la ciudad.

Para más información visiten: Estudio Tomás López Amat
Vía: diarioDESIGN





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