domingo, 8 de noviembre de 2015

Guía de decoración para restaurantes

La decoración de interiores en restaurantes es tan importante que, en muchas ocasiones, determina el grado de éxito o de fracaso del negocio. Si está pensando en decorar uno y no sabe bien cómo, tendremos en cuenta una máxima: recrear un espacio en el que el cliente se sienta cómodo en todo momento, incluso más que en su casa. Recordemos que los comensales acuden a los restaurantes no sólo por la comida, sino también por la experiencia. Y la decoración, para esta última, es fundamental.

Hay tantas maneras de decorar un restaurante como personas, pero con esta guía básica, aprenderemos a no cometer errores y a recrear ese espacio tan especial que será la carta de presentación para nuestros clientes. No importa que no dispongamos de mucho presupuesto, los resultados pueden ser igualmente maravillosos.

Lo primero que debemos tener en cuenta es qué tipo de restaurante estamos creando, qué clase de clientes probablemente acudirán y cómo cumplir con las demandas estéticas de todos ellos. El espacio debe ser diseñado y recreado atendiendo a la funcionalidad -no deja de ser un sitio para servir comidas-, pero siempre con una huella que lo hace único, que es lo que nos desmarcará de la competencia. En cuanto cruzamos la puerta de un restaurante, nos damos cuenta si su dueño ha trabajado la decoración y es un sitio lleno de detalles y mimo o, por lo contrario, ha dejado que el diseño pasase a un segundo plano.
La decoración no será la misma si el restaurante es un lugar para utilizar durante el día, o más bien un negocio que sirve cenas de carácter íntimo al caer la noche. Sin embargo, si vamos a sacar partido a ambos, apostaremos por una decoración que no desentone en ninguno de los dos casos, cambiando pequeños detalles para diferenciarlo.

A la hora de decorar un restaurante, tendremos en cuenta una serie de principios básicos:

Crear un espacio acogedor

Un lugar que entre por los ojos, que jamás produzca una sensación caótica o de agobio. Quizá es preferible contar con menos mesas, pero dar un servicio más exclusivo a cada una de ellas. Cada cliente debe contar con su círculo de intimidad y disponer de una distancia entre el resto de comensales. Igualmente, podemos destinar zonas especiales (como los rincones) a clientes que requieran más intimidad, por ejemplo, cuando vemos llegar a una pareja. Tener en cuenta estos pequeños detalles aumentarán las posibilidades de que nuestro restaurante guste al público.

Funcionalidad

Tendremos en cuenta siempre cómo se va a desarrollar el día a día en el restaurante. Por ejemplo, evitaremos poner muebles u obstáculos en zonas de paso de los camareros, o de la cocina. Ésta, a su vez, debe estar muy bien organizada para que la actividad se desarrolle de forma efectiva. Aunque no es un espacio abierto al público, podemos diseñarla con gusto igualmente. Evitaremos poner mesas en el camino al baño, porque es muy posible que esos clientes no se sientan a gusto cenando o comiendo en ese lugar.

Muebles y servicios adicionales

Un restaurante no es sólo un espacio con mesas. Podemos ofrecer a los clientes muebles auxiliares que, además, le den más carácter a nuestra decoración. Consolas, mesas pequeñas al lado de las grandes, una zona de sofás si tenemos espacio, percheros suficientes…

Los colores

La elección de la paleta de colores dependerá mucho del tipo de restaurante que queramos diseñar. Si nuestro público va a estar más orientado a parejas adultas, los colores neutros y tonos marrones nos pueden venir muy bien. Si el target son personas jóvenes, podríamos apostar por tintes vistosos. Los psicólogos insisten, sin embargo, en que hay una serie de colores que estimulan los sentidos y producen efectos determinados en las personas. El color rojo, por ejemplo, ha sido a menudo asociado con el estímulo del apetito y también se le relaciona con la pasión y la actividad. Por todo esto, es muy adecuado para restaurantes, pero no conviene abusar, o estaremos creando un espacio muy incómodo que no invite a la estancia. También podemos apostar por tonos más discretos, como el burdeos, el carmín o el magenta. Los naranjas y amarillos igualmente se relacionan con el apetito, el bienestar y la actividad y además son colores que llaman la atención. El naranja tiene tonos muy adecuados para la decoración de restaurantes. Recomendaría no abusar demasiado del amarillo muy vistoso y decantarse por tonos pasteles o vainilla.

El verde y el azul también pueden ser colores que nos ayuden a vestir las paredes, muebles y textiles de nuestros restaurantes, porque nos dan sensación de frescura, salud y tranquilidad.

Huir de los muebles estándar
Ya sabemos que los muebles de líneas rectas y escasa creatividad suelen ser los más económicos para comprar al por mayor, pero quizá se puede realizar una búsqueda más exhaustiva para que nuestro restaurante disponga de sillas, butacas o mesas en un diseño más original, que será parte de su huella de identidad. Si queremos un espacio moderno, podemos incluso alternar varios tipos de sillas o muebles. Si esto no fuera posible, buscaríamos la nota diferenciadora a través de los detalles.
La confortabilidad es uno de los principios por los que un decorador debe luchar a la hora de dar diseño a un restaurante. Los muebles pueden ser bonitos y originales, pero sobre todo deben cumplir una máxima: que al cliente le apetezca estar allí sentado durante horas.
Sin embargo, a la hora de la elección de nuestros muebles, tenemos que tener en cuenta algo: son mesas y sillas que, al cabo del día, van a usarse por muchas personas. Deben de ser fácil de lavar y muy resistentes a las manchas y golpes. Esto no significa que tengamos que apostar siempre por el plástico, pero su durabilidad es fundamental para que una decoración especial nos salga rentable.


Iluminación

Resulta de extrema importancia en la decoración de restaurantes. Durante el día, intentaremos sacar todo el partido a la luz natural, disponiendo de estores o cortinas para evitar que a los comensales les dé demasiado directamente la luz solar. Por la noche, la iluminación artificial cobra toda su importancia. No es aconsejable recrear un lugar demasiado oscuro, pero sí juegos regulables para crear un ambiente más íntimo si lo necesitamos. La luz debe de estar bien planificada para que ninguna mesa tenga demasiada luz, ni otra esté casi en la penumbra.

Armonía en muebles, colores y textiles

Siempre buscaremos una armonía que case con el estilo y la paleta de colores elegida. Así pues, cortinas, cojines, muebles y alfombras guardarán siempre un equilibrio que hará el conjunto un lugar ordenado y con gusto.

Detalles, cuantos más mejor

No se trata de recargar el espacio y romper esa amplitud necesaria para que el cliente se sienta cómodo en el lugar, pero una serie de detalles diferenciadores harán del restaurante un sitio único y favorecerán la decoración sobremanera. No sólo los cuadros, láminas o espejos son importantes, también los adornos, las plantas, elementos acuáticos como una fuente, relojes, los jarrones, acuarios, y un largo etcétera.

Diferentes estilos
Igual que en el caso de las viviendas, un restaurante puede decorarse siguiendo el estilo que más nos guste, y que más creemos que va a gustar a nuestros comensales. Un restaurante de estilo vintage puede ser un gran acierto, igual que otro que apueste por las líneas modernas y el minimalismo. Un restaurante con decoración rural o “como las de antes”, que transmita un mensaje de cocina casera, podría ser una idea brillante en plena ciudad, igual que podemos hacer volar la imaginación de los visitantes con muebles y decoración que recuerden a épocas medievales. En nuestro restaurante podemos hacer nuestro pequeño homenaje al lugar en el que está emplazado, la ciudad o región, huyendo de los clichés, pero recordando al cliente dónde se encuentra. Por ejemplo, mediante láminas o murales del lugar, un estilo similar al de las calles… Si es una región famosa por la porcelana, decoraremos con piezas típicas e incluso historias y anécdotas distribuidas por mesas y paredes. Si es un lugar de cítricos, apostar por los colores amarillos y naranjas y repartiremos estas frutas en fuentes sobre las mesas como decoración… Además de atraer a los turistas, los locales se sentirán gran bienestar comiendo allí.
La decoración también debe ir en armonía con el estilo de restaurante que se esté creando. Si pensamos en una cantina de comida rápida y bajos precios, nos parece inconcebible que éstas sean servidas en mesas de madera lacada y butacas aterciopeladas. Eso no significa, sin embargo, que aunque nuestra carta ofrezca precios bajos, tengamos que renunciar a una decoración con estilo. ¡Hasta los clientes que buscan precios menores merecen comer envueltos en una decoración fresca y acogedora!
Otra idea son los restaurantes temáticos, que dan una nota de distinción y apuestan por la decoración por encima de todo. Por ejemplo, hay restaurantes dentro de un acuario donde se puede ver pasar a los peces, otros que nos trasladan a otra ciudad o época, incluso algunos que homenajean a películas. Incluso, los hay que hacen sentir a los visitantes que están comiendo dentro de un avión o una peluquería. Sin embargo, este tipo de restaurantes tienen dos grandes inconvenientes: su decoración es costosa, y quizá es mucho más efectivo que nuestro negocio funcione si invertimos en la comida y en el servicio y, además, segmentamos mucho nuestro público. Mucha gente no los considera serios o no se siente tan cómodo en un lugar demasiado temático.
Algunos detalles que pueden hacer nuestro restaurante un sitio único

-Además de las mesas, habilita un lugar chill-out para que puedan retirarse a tomar el café o a acabar la botella de vino. La luz será más tenue y las butacas más cómodas.– Trabaje, si las tiene, las zonas exteriores. En verano, los comensales se pelearán por comer en la terraza y el invierno puede adquirir mesas altas con banquetas y una de las lámparas que den calor, para que puedan ir los fumadores.
– Juegue con los contrastes. Lejos de que el restaurante sea un espacio totalmente uniforme, cree ambientes diferenciados para que el cliente quiera conocerlos todos.

– Interactúe con el cliente. Quizá con un pequeño mural a la entrada con fotos de los visitantes, dejándolos libres para que escriban dedicatorias o su opinión, pizarras para que dejen notas…– Cuide los pequeños detalles, son más importasen de lo que parece. Por ejemplo, que la vajilla siempre esté perfecta, que el menú dé un aspecto de elegancia, no apueste por aquellos plastificados que dan sensación de suciedad; las servilletas, quizá de colores diferentes. Podemos disponer bonitas velas en las mesas, doblar las servilletas de una forma especial, decorar con cuencos llenos de bombones para dar la bienvenida al cliente…incluso pequeñas tarjetas que den la bienvenida. Si no tiene mucho presupuesto, algo muy colorido, sencillo de hacer y barato, es decorar con tarros de cristal o pequeñas jarras llenas de sal de colores.
Para las mesas con niños, podemos poner pequeños cuadernos para colorear o folios, o cualquier otro detalle de bajo coste para entretenerlos. Que la mesa le dé una cálida bienvenida al cliente.
-El baño. Es casi igual de importante que el salón, pues más de la mitad de los clientes utilizan el aseo durante su comida o cena. No es suficiente solo con tenerlo limpio y bien decorado, sino que podemos poner detalles como un tocador, incienso, toallitas húmedas, tazones con golosinas… Algo tan sencillo como un gancho en la puerta para que las señoras puedan colgar su bolso o el abrigo es algo muy de agradecer.







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