martes, 15 de octubre de 2013

Claves para decorar la habitación infantil

Su dormitorio debe relajarles y estimularles, ayudarles a descansar y a estudiar... Pero si en algo coinciden nuestros 10 expertos es que su habitación debe crecer con ellos.
Espacios pequeños, grandes soluciones
Antonio Cortijo. Manager de Trébol Mobiliario: Multiplique el almacenaje. Disponga grandes cajones, de casi un metro de profundidad, bajo camas y literas. Y personalícelos con tiradores de colores. Es fácil cambiarlos y adaptarlos a sus gustos conforme crezcan. Tan importante como la distribución es asegurarse que el niño tiene un entorno seguro. Para ello siga estas tres normas: elija materiales de calidad, herrajes seguros y sistemas homologados.

Una cama, tres etapas
Murielle Bressan. Fundadora y Directora de Nobodinoz: Que un mismo mueble sea capaz de adaptarse a las diferentes necesidades de descanso del niño, es el principal objetivo a la hora de elegir el mueble básico en la habitación de un niño: la cama. Asegurarnos que, siguiendo su crecimiento, le durará al menos 10 años. Para ello, las camas evolutivas son la solución: primero son una cuna que luego se transforma en cama junior y, después, en sofá auxiliar para crear una zona de juegos. Son más caras pero resultan una buena inversión porque pueden cumplir tres funciones. Tenga en cuenta que la cama deberá combinar más adelante con el resto del mobiliario, así que no elija un diseño demasiado infantil. ¿Una apuesta segura? Un modelo de líneas rectas y realizado en madera.
Además, no solo las camas crecen con el niño, también hay colchones evolutivos: se les suma un colchón suplementario o se presentan con doble cara, una más firme para cuando son bebés y otra más suave para niños que ya andan.
Los materiales nobles y, sobre todo, la madera, es la tendencia en camas para niños. En colores, el blanco y el de la madera natural o el bambú blanqueados. Y en diseños, los de formas estilizadas y depuradas. Son los que mejor evolucionan. Se pueden combinar con cambiadores que se convierten en cómodas, armarios que sirven de escritorios...
De rincón de juego a zona de estudio
Carme Gimenez. Directora del Centro CGC de Psicología y Pedagogía de Barcelona: ¿Cómo y cuándo hacer el cambio? Sin duda lo más importante es seguir la evolución del niño y respetar su ritmo. A partir de los 5 años, la zona de estudio toma más importancia y hay que favorecer la concentración con la distribución y la iluminación.
La decoración de la habitación de un niño debe seguir su evolución personal. El momento del cambio –de zona de juego a zona de estudio– es único y personal, y se iniciará cuando el niño vaya dejando apartados aquellos juguetes que ya no le satisfacen. Durante este proceso lo más importante es estar atento a sus gustos y darle al niño lo que necesita en cada momento: desde los juegos en el suelo a pintar sobre la mesa de estudio... Aproximadamente sobre los 5 años el niño comienza una etapa evolutiva diferente. En la escuela aborda los inicios de la lectura, la escritura y otros aprendizajes que requieren más concentración. Y ese cambio también debe reflejarse en su dormitorio. Debe ayudarle a centrar la atención de manera más continuada, de aquí que la mesa de estudio coja relevancia y los demás juguetes vayan quedando en un segundo lugar.
Es importante que el niño se acostumbre a trabajar siempre en el mismo sitio y que sea un lugar cómodo y agradable. Equípelo con una pizarra, un mural de corcho para pegar los dibujos y la organización de las tareas, una librería, un ordenador infantil para empezar a manejar la informática... Lo ideal es contar con tres espacios diferenciados aunque sea dentro de la misma estancia: para jugar, para estudiar y para dormir.
La luz artificial debe colocarse de manera que el material de estudio esté bien iluminado y no dañe la vista. Para estudiar con comodidad necesita una iluminación general suave y una puntual, como un flexo. La temperatura debe estar alrededor de los 20 ºC en un ambiente limpio y ordenado. El orden y la organización de la habitación le ayudarán a estudiar. Es necesario –y básico– que los juegos y juguetes estén guardados y fuera de la vista del niño a la hora de concentrarse en los deberes: verlos puede entorpecer el estudio. Basta un baúl o una caja grande en la que puedan esconderse.
En su habitación, evite los ruidos, tanto de equipos de música, como de televisores o juegos electrónicos, mientras el niño estudia. Hay que eliminar las distracciones para favorecer la concentración. Controlar las horas de televisión y apagarla cuando hay que estudiar. Lo mejor es que esté en otra estancia de la casa.
Tres muebles imprescindibles:
La mesa: Debe medir, como mínimo, 1,20 m de largo x 60 cm de ancho y disponer al menos de un cajón para dejar los lápices y los libros, de forma que el niño tenga espacio para estudiar.
     
La silla: Elíjala con una altura proporcional a la de la mesa (y ambas adecuadas a la altura del niño). Es importante que tenga el respaldo alto. Y prescinde de las ruedas hasta que el niño tenga 8 o 10 años.
La estantería: Para tener los libros y cuentos ordenados y siempre a mano. Puede ser un mueble a medida, un diseño modular o un par de baldas sobre el escritorio. Además, servirá para que el niño pueda poner fotos y detalles personales.
El mundo es de colores
María Barangé y Mercedes Suñol. Expertas en pintura mural de Stencil Barcelona: “En pintura todo vale, pero hay que valorar los gustos del niño, que es quien disfrutará de ese entorno". 
Hasta los 2 años: Apueste por formas simples y colores básicos. Negro y rojo son los primeros colores que distingue el ojo humano, pero en la habitación del bebé, los tonos suaves ayudan a crear ambientes de descanso.
De 2 a 5 años: Los niños identifican acciones, así que proponemos murales con personajes realizando una actividad: jugando a pelota, comiendo una manzana, leyendo un cuento… En esta etapa, el color ha de ser estimulante para animar su vitalidad.
A partir de los 6 años: Los personajes cobran importancia, ya que los niños se identifican más con ellos (piratas, princesas…). ¿Nuestros preferidos? Los murales didácticos como planetarios, mapamundi de animales, monumentos… muy útiles para aprender y situarse en el mundo. Y se introducen colores terciarios (piedras, caquis...) que educan su estética.
Niño o niña, ¿hay diferencias?: Lo cierto es que cada vez hay menos diferencia entre murales para ellos o ellas. Aunque el rosa y las hadas siguen siendo ‘territorio niña’, la tendencia es unificar temáticas y colores. Se lleva la simplicidad, los guiños de humor y el trasfondo eco. Solemos pintar a niños y niñas que representan ‘al dueño de la habitación’. Ellos quieren aparecer en un avión, un barco o jugando con un dinosaurio”.
Tejidos para pieles delicadas
Ariadna Mateu. Experta en tela: Los tejidos ecológicos con acabados hipoalergénicos protegen la delicada piel de los niños. El algodón natural siempre es una apuesta segura, aunque una composición de 65% algodón y 35% poliéster le asegura una base natural y un fácil planchado, evita que la ropa encoja y logra que el color tenga mayor resistencia al lavado. Los acabados antiácaros son adecuados para colchones, almohadas y cortinas, donde suele acumularse el polvo.
Jugar les ayuda a crecer
Beatriz Coll. Profesora de sensibilización musical: Que los padres compartan el juego con los niños les da confianza. Y favorece un contacto íntimo, clave para estrechar el vínculo afectivo. Por eso, su habitación debe ser muy versátil y estimulante, y responder a tres fases:
Estar con mamá: Un recién nacido necesita un espacio neutro, en el que no es imprescindible la luz natural. La habitación debe únicamente cubrir las necesidades del niño y de la madre: tenerlo todo a mano y estar tranquila para cuidar al bebé.
Un lugar por descubrir: Una vez cubiertos los principios de comodidad, seguridad, circulación y orden, podemos darles a conocer el mundo que les rodea, empezando por las paredes o los colores de su habitación.
Un espacio propio. Se puede educar a través del espacio. Aprender a guardar, ordenar y respetar. Al crecer, el espacio propio es esencial, su cuarto es su refugio, algo que se hará más evidente en la adolescencia.
4 trucos para distribuir bien
Rebeca Ros y Óscar Pérez. Fundadores de Minichic: El mobiliario a doble altura, con camas arriba y zonas de juego o estudio debajo, es la alternativa ideal para habitaciones pequeñas.
La zona blanda: Las habitaciones de bebés (de 0 a 2 años) necesitan pocos elementos, pero uno de los más importantes es una zona blanda, que se puede crear con una alfombra y varios cojines. A esa edad, los niños aprenden a través de los cinco sentidos y es básico evitar superficies duras.
Facilitar el orden: A medida que crecen, el espacio se va llenando y es difícil mantenerlo despejado. Los muebles deben estar a su altura para facilitar los hábitos y el orden. Baúles y arcones son piezas muy prácticas.
Crear rincones: A los niños les encanta tener zonas de interés distintas y rincones donde estimular la imaginación y jugar a ser... Cuando crecen y el escritorio se impone, la zona de juegos puede convertirse en un chill out con pufs apilables.
Asegurar el espacio: La tarea de los padres consiste en guardar lo necesario (no acumular) y usar un mobiliario que aproveche al máximo el espacio.
Un espacio para cada cosa
Lali Vayreda y Montse Cot. Decoradoras de Dijous: Un espacio para cada cosa, y cada cosa en su sitio. Para que el niño aprenda a ordenar, es imprescindible que el mobiliario esté pensado y juegue a favor del orden. Para que el niño aprenda a ordenar es imprescindible que cuente con un mobiliario adecuado, en el que todo esté pensado al detalle y que responda a sus necesidades de almacenaje. Folios, lápices o tinta de impresora, todo tiene su lugar si se trata del escritorio. Lo mismo pasa cuando se trata de juguetes, sean cochecitos o construcciones de madera: deben tener un sitio para guardar. Para la ropa y complementos, inicialmente, conviene equipar el armario con una zona de colgar con dos barras. Para más adelante quitar la barra más baja y hacer allí otra zona para guardar ropa. Un perchero nos ayudará a que dejen la ropa del día siguiente preparada. Las niñas necesitan más cajas y cajoncitos para guardar sus gomas, sus collares, pañuelos… El armario de los niños puede ser más sobrio.
El acabado de los muebles de madera puede ser lacado o decapado. Lo último son las pinturas 100% ecológicas y nosotras apostamos por ellas en nuestros proyectos. Los colores más demandados son un híbrido entre gris y azul y un tono berenjena que nos pidió una de nuestras clientas. Nos gustó tanto que al final lo hemos añadido a nuestra carta de colores.
Mi hermano y yo, ideas dobles
Helga Hidalgo. Arquitecta de interiores: Cuando el uso es compartido debe imperar la funcionalidad. Este es el “abecé” de las habitaciones para dos... o más.
“A”: Buena Circulación. Hay que optimizar el espacio para que los niños se sientan a gusto, ya sea cuando están jugando o cuando están estudiando. Es importante que la habitación respire y, ante todo, que “sobre” el máximo espacio de circulación.
“B”: Los dos igual. Hay que buscar la equiparidad entre los dos hermanos o las personas que ocupen el dormitorio. Intentar que las condiciones de bienestar sean lo más iguales posibles. Dotar a la habitación del máximo almacenaje –a poder ser doble–y si solo hay un armario, que este disponga de dos zonas iguales y diferenciadas.
“C”: Armonía y equilibrio. Si las edades son dispares, lo mejor es una decoración neutra y serena, donde ambas edades convivan en armonía. Lo más importante es conseguir un estilo acogedor.
¿Los niños deben opinar sobre la decoración?
Joaquín Serrabona. Psicólogo experto en psicomotricidad: Para poder elegir se necesita poner en acción capacidades cognitivas y emocionales desarrolladas. Hacia los 7 años, un niño ya tiene criterio para colaborar y decidir aspectos de la decoración de su habitación, lo que le ayudará a definir su personalidad y sus gustos. ¿Podemos dejar la decoración en sus manos? Yo recomiendo que participen pero que la última palabra la tengan los padres, al menos hasta que lleguen a la juventud. A medida que crece, el niño irá opinando y decidiendo más sobre el espacio en el que vive. Eso sí, siempre que no vaya contra los valores pactados en la familia.
Respeto al espacio, es importante inculcar al niño el respeto a la intimidad. Llamar a la puerta antes de entrar, respetar los objetos y materiales de los demás... Se trata de no invadir el espacio del otro. Y lo mejor es enseñarles con el ejemplo.
Vía: El Mueble

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