lunes, 21 de marzo de 2011

La Nueva Opera House en Guangzhou (China) de Zaha Hadid

 
La floreciente región de Guangzhou, en China, acaba de poner el broche de oro a su entrada en el siglo XXI. Cuando se trata de buscar las excelencia y romper con el pasado, algo en lo que China está poniendo su esfuerzo en lo que arquitectura se refiere, que mejor que escoger uno de los más reputados estudios de arquitectura del mundo, Zaha Hadid Architects, para escribir su carta de presentación en la modernidad: el Opera House de Guangzhou.



Situada en la orilla del Pearl River, esta inmensa edificación, ubicada en un área de 70.000 m2, de los que el edificio ocupa 42.000 m2, es uno de los edificios singulares del Nuevo Milenio, que confirma a esta ciudad china como uno de los centros neurálgicos de la cultura en el continente asiático. En su interior alberga un auditorio de 1.800 asientos, dotado con las últimas tecnologías acústicas, y un hall multiusos destinado a representaciones de arte, ópera y conciertos con capacidad para 443 personas.

Su diseño, de líneas sinuosas y continuas, se abre a la orilla del río y a la zona de muelles, creando un rico y dinámico diálogo con la nueva ciudad. El objetivo principal de Zaha Hadid a la hora de planificar el proyecto fue la armonía con el entorno, señalan desde el estudio internacional de arquitectura.

El diseño del Opera House emana directamente del concepto fuertemente arraigado en la cultura china de paisaje natural y su arquitectura juega con la naturaleza, erosionándose con ella, como una gran piedra a la orilla del río. El estudio de Zaha Hadid ha tenido muy en cuenta el entorno, los valles que circundan esta próspera región y la forma en que éste ha transformado el paisaje que le circunda con el paso del tiempo.

La suave transición entre los elementos y los diferentes niveles (siete en altura y otros cuatro subterráneos) persigue también esa idea recurrente en la cultura china de paisaje continuo, sin fisuras, de armonía sin concesiones. Para aportar más ligereza y sensación de continuidad, el interior del auditorio se ha revestido con paneles de fibra de vidrio reforzados con yeso, todo en un blanco impoluto, matizado por la luz a diferentes horas del día y las diferentes texturas de cada material.

El Opera House de Guangzhou se inauguró con la ópera de Turandot, de Puccini, cuya aria más conocida, Nessun dorma, representa la victoria del amor sobre el odio. Modernidad y tradición en un único espacio, tal como había planeado Zaha Hadid.

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